El futuro de Chatarras Gil La empresa familiar que
abrió filas en 1956 tiene continuidad durante una generación más gracias
a la implicación de dos hijos de Fernando Gil, Javier Rafael y
Fernando. Poco a poco la introducción de máquinas va ocupando espacio en
los almacenes, pero la presencia de trabajadores que dedican su tiempo a
la selección y clasificación de materiales no llegará a su fin. Cuando
acaba la jornada Fernando Gil cierra las puertas de una vida que
se dedica a la recuperación. Es un trabajo duro pero disfruta con ello y
este entusiasmo se lo ha contagiado a sus hijos Fernando y Javier
Rafael.
Sobre
la Administración En Catalunya siempre han existido los “traperos” o
recuperadores, pero con la crisis muchas empresas han tenido que cerrar
sus puertas. Para Fernando Gil hay un factor clave: la poca implicación
de la administración. “No me refiero a subvenciones, sino a que el
dinero que genera el consumo de cajas de cartón, chatarra o neveras que
llevan ecotasa se contemple en la ayuda a los profesionales que nos
dedicamos a la recuperación”.
La ecotasa es un impuesto ecológico que
grava los transportes y fuentes de contaminación. Fernando Gil se ha
reunido a lo largo de sus años como profesional con diferentes cargos de
la Administración para presentar sus preocupaciones y dar soluciones
que, a su parecer, se podrían contemplar. “Se debería repartir la
ecotasa entre los recuperadores que se dedican a eliminar los residuos
que perjudican el medio ambiente”.
Además de los recursos que apunta
Fernando Gil para mejorar los beneficios de los recuperadores, considera
que la Administración también está fallando en la creación de traperos
de nueva generación “que no tienen idea de lo que están haciendo porque
no saben el trabajo de clasificación”. Para dar solución propone que los
recuperadores con años de experiencia e implicados con su trabajo se
incorporen en los servicios municipales, así no se cerrarían tantas
empresas y “se agilizaría y valorizaría más el proceso de recuperación”.
El
valor del día a día El sector de la recuperación ha ido evolucionando y
adaptándose a los nuevos tiempos. “Ahora te tienes que mecanizar porque
tienes que competir con el sistema”. Aún así, el Sr. Gil sigue
destacando la importancia del día a día de sus trabajadores. “Yo sé lo
que es esto. Es un trabajo muy duro y quizá poco gratificante. Las
máquinas no pueden sustituir el trabajo bien hecho, sólo ayudan”.
El
trabajo manual sigue siendo imprescindible para aquellos que llevan años
dedicados plenamente en la recuperación de materiales. “El secreto de
nuestro trabajo está en clasificar y separar el material”. Fernando Gil
considera que la dedicación de sus empleados es un valor diferencial.
“Abres a primera hora de la mañana y te pasas más de diez horas
clasificando y separando para hacer bien tu trabajo”, comenta Fernando.
El factor humano es indispensable para un empleo tan duro y que, a
veces, no recibe los frutos de una dedicación plena.
Mientras
hablamos rodeados de neveras, metales, cables, etc. un hombre entra en
la nave de Chatarras Gil con un carrito cargado de restos de tuberías y
metales pesado. Los empleados pesan el material, lo retiran para su
clasificación y le dan el valor monetario al improvisado recuperador.
“Esto es a lo que me refiero. Cada día es más la gente que viene así”,
comenta Fernando Gil.
De
un pequeño almacén ha surgido una gran empresa donde un total de 30
trabajadores se dedican a la selección, clasificación y gestión de
materiales. Chatarras Gil está formada por Utrese, una empresa pionera
en servicio de recogidas, reciclaje y gestión de destrucción de papel y
cartón para su recuperación para empresas, oficinas y negocios. Mientras
que Chatarras Gil y Roche se dedican a la chatarra, materiales férricos
y no férricos, neveras, etc. gestionando la recogida en industrias e
incluso a algún particular. “Cada vez son más las personas a título
individual que se acercan hasta aquí para traernos chatarra que recogen
en las calles”.
En tiempos de crisis como los que se viven actualmente
son muchos los particulares que se acercan a almacenes como Chatarras
Gil para entregar chatarra que cobran a precio de peso. “Ahora mismo la
chatarra tiene un valor añadido”, explica Fernando Gil.